La industria automotriz en México: retos y soluciones de financiamiento
El porvenir de la industria automotriz en México pasa por un momento complejo. Ante los retos más recientes, las tareas se acumulan y la urgencia por soluciones se intensifica.
Desde la pandemia, pasando por las disrupciones en la cadena de suministro en semiconductores y otros componentes esenciales, así como la tendencia que apunta hacia la movilidad eléctrica, todo suma a la agenda de la industria automotriz.
Aunque cada uno de estos temas tiene sus propias complejidades, en Tribal tenemos una solución integral para tres de sus principales predicamentos a futuro.
En este post, daremos un poco de contexto de estos obstáculos, analizaremos el panorama actual con datos, y, por último, ofreceremos una visión de campo sobre la manera en que podemos sumarnos como aliados de la industria automotriz y de sus necesidades financieras.
¿Cómo va la industria automotriz en México? 2020 - 2022
La falta de componentes esenciales (como semiconductores) y la fragmentación en las cadenas de suministro configuran un escenario poco alentador para el presente de la industria Se trata de dos puntos porcentuales menos que en 2020, ya de por sí el año más complicado para la industria automotriz a la fecha.
Por supuesto, en este contexto, todas las áreas que componen el sector se vieron afectadas, pero destacó la merma que hubo en tres pilares de la industria: producción, ventas y exportación.
En materia de producción, según el Clúster Industrial, en México se produjeron durante 2021 cerca de 3 millones de unidades. Los parones por falta de componentes e interrupciones en el abastecimiento configuraron esta baja sustantiva.
Asimismo, en las áreas de ventas, en diciembre de 2021, el INEGI registró una caída del 7.8% en las ventas de vehículos ligeros nuevos, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Aunque es posible señalar una recuperación del 6.8% (1,014,680 unidades vendidas) con respecto a 2020, esta cifra registrada en 2021 es similar a los volúmenes de venta entre 2012-2013, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Y por último, en cuanto a exportación, el Clúster Industrial advierte que hubo apenas un alza de 0.9% respecto a 2020, lo que significa 2.7 millones de unidades enviadas a otros países durante el periodo.
Aunque en diciembre hubo una caída del 17.3% en la exportación de vehículos ligeros, con respecto al año 2020. Por esta razón, el 2022 arrancó con una cifra poco alentadora.
El año de la recuperación (¿?): 2022
De lo anterior, se puede concluir que la industria automotriz en México avanzó con el freno de mano puesto. Tristemente, los pronósticos que auguraban una mejora en el sector no se hicieron realidad, o bien fueron demasiado optimistas.
¿A qué se le puede atribuir esta situación? Hay por lo menos tres cuestiones que se deben considerar, además de la pandemia.
- Incremento de la inflación: La inflación acumulada en México durante 2022 es del 5.5%. La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores se traduce en una menor demanda; e incluso con la poca demanda que existe, por la interrupción de la cadena de suministro, el mercado no se da abasto.
- El conflicto Rusia-Ucrania: la producción de petróleo rusa y la industria metalúrgica europea están en jaque debido a esta coyuntura, por lo que el resto del mundo va resintiendo no solamente la crisis humanitaria, sino las complejidades que ocasiona el acceso limitado a materias primas esenciales para numerosas industrias.
- T-MEC desfavorable para México: las cláusulas del acuerdo comercial con los países al norte del país son estrictas, y recrudecen ante la adversidad del mercado. La exportación de autos desde México se vio afectada y ha quedado en una posición dependiente de Estados Unidos para poner en marcha sus principales plantas de fabricación.
Con estos datos contextuales, analicemos los principales retos a los que, en su quehacer específico, se enfrenta la industria automotriz.
Principales retos de la industria automotriz
Para que el sector se mantenga competitivo y pueda mejorar sus condiciones actuales, debe atender una serie de retos con urgencia.
Aquí detectamos los siguientes.
Primer reto: Volatilidad en el precio de los semiconductores
Sin duda, la industria automotriz es una de las más dañadas por la crisis de semiconductores a nivel mundial.
De acuerdo con un estudio de KPMG, aunque la industria automotriz sólo representa el 10% de las ventas globales de semiconductores, se estima que será la industria que sufra el 80% de las pérdidas de los $125 mil millones de dólares producto del desabasto.
La disyuntiva principal a la que se enfrentaron miles de empresas y grandes sectores fue la desatención a una numerosa demanda frente a un escenario de crisis económica.
Hacia el final de 2020, en la industria automotriz sucedió lo que los especialistas denominan demanda acumulada: un incremento agresivo de la demanda, tras un periodo de retracción en el gasto.
Ahora, lo que se observaba desde las ensambladoras era un error de principio en la planeación de las cadenas de suministro.
Los fabricantes de automóviles no consideraron a los semiconductores como elementos críticos de sus procesos. Por supuesto, no ignoraban su importancia, pero habían delegado su relación con los fabricantes de semiconductores a terceras partes, lo que les restó visibilidad y comprensión sobre el problema que se avecinaba.
Ante la incertidumbre, decidieron poner en espera indefinida sus pedidos de semiconductores. Por ello, justo en Q4-2020, cuando toda la red de semiconductores estaba comprometida —y la demanda de vehículos escaló agresivamente—, los fabricantes de automóviles no pudieron sino cancelar órdenes de compra por doquier.
Lo anterior desembocó en que los fabricantes de semiconductores dieran prioridad a otras industrias para abastecerlas de un bien preciado y escaso (lo cual, dicho sea de paso, tampoco alivió del todo sus propias dificultades).
El resultado de esta falta de previsión fue una pérdida de alrededor de 13 millones de vehículos a escala global, que representa un 15% del volumen de producción anual.
No obstante, hoy en día, que el panorama luce un poco más amable, el consumidor que busca adquirir un automóvil encuentra precios elevados e inventarios limitados.
Esta situación tiene al sector automotriz a la expectativa de que el abasto de semiconductores vuelva a la normalidad para aprovechar la demanda acumulada.
Impacto de la inflación sobre la fluctuación cambiaria
No es ninguna sorpresa que el escenario de inflación que atraviesa la economía global tenga un impacto significativo sobre las divisas.
La correlación que existe entre ambas es que un aumento en las tasas inflacionarias, inevitablemente implica una depreciación de la moneda.
Esto se debe a que los precios de los bienes y servicios en cada país deben aumentar para mantener los precios reales alineados con el mercado global. En sentido inverso, si una moneda se deprecia por factores externos (por ejemplo, lo que sucede en Rusia), puede causar inflación.
El reto que enfrentan las empresas (no sólo las automotrices) en este escenario es que los bienes que adquiere en el exterior para fabricar sus productos aumenta invariablemente.
Los aumentos en los costos se traducen en un aumento a los precios de producción, y, eventualmente, al precio final que se ofrece al consumidor.
Vehículos eléctricos e híbridos
México es quizá el país más importante para que la manufactura y exportación de vehículos híbridos y eléctricos prosperen en la región.
Es sabida la calidad que hay en la industria de la producción de componentes en el país; así como una mano de obra calificada y competitiva. En conjunto, estas dos situaciones, aprovechando la ubicación estratégica con Estados Unidos, generan un alto valor agregado en la plataforma de manufactura nacional.
De acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), de enero a octubre de 2021 la venta de vehículos híbridos y eléctricos alcanzó casi 40,000 unidades comercializadas, un aumento del 112% respecto al año anterior.
No obstante, esto quiere decir que, en su mejor año, la venta de estos vehículos representó menos del 5% de la venta total de autos en el país, que rondó las 1.1 millones de unidades.
Los obstáculos que impiden una mayor adopción de esta categoría de vehículos tienen, por partes iguales, ingredientes de historia y de las propias ventajas competitivas de México como líder de manufactura automotriz en Latinoamérica.
Desde el punto de vista que nos ocupa, que considera un proceso de transición en el tipo de energía que utilizan los vehículos, las inversiones realizadas en autos de combustión interna ponen en perspectiva la pertinencia económica de un viraje en este sentido.
En un mundo donde los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) se posicionan como elementos de primera importancia para las empresas exitosas, sin duda esta situación inclina la pendiente para las manufactureras interesadas en explorar una inversión en el rubro.
Por último
El año que viene será fundamental para que la industria automotriz vuelva a ponerse en marcha sobre la ruta en la que venía avanzando antes de enfrentarse a estos obstáculos.
Incentivar el crecimiento de una industria tan importante y significativa para México es algo que nos mantiene obsesionados con ofrecer la mejor alternativa de financiamiento para todas las empresas del sector.