La propiedad intelectual e industrial como estrategia de innovación
En los tiempos de la economía del conocimiento, la propiedad intelectual e industrial (PII) es uno de los principales motores del retorno de inversión para las empresas. En pocas palabras, cuando se utiliza con fines estratégicos, significa un factor clave en la generación de valor para cualquier compañía.
No es casualidad que tan sólo en 2020, se hayan registrado 3.3 millones de aplicaciones para patentes en el mundo, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés).
La propia historia de la PII nos indica que, desde su concepción, tuvo una misión: proteger los activos de las empresas de la competencia desleal.
De ahí que ahora es cada vez más común que los negocios mejor valuados tengan entre sus activos más valiosos los de tipo intangible, y que no escatimen recursos al realizar debidas y rigurosas diligencias con el objetivo de resguardar su propiedad intelectual.
A todo esto, ¿cómo lo están logrando? ¿Cómo se puede incorporar una estrategia de protección de la PII en el modelo de negocio de una empresa, sin que esto signifique una inversión que la vuelva prohibitiva?
Una respuesta rápida a esta pregunta es directamente dependiente del tamaño de la compañía en cuestión; sin embargo, un entendimiento fundamental de la propiedad intelectual puede permitirnos identificar pasos muy concretos con los que cualquier empresa se puede beneficiar.
A lo largo de este post, queremos compartir contigo diferentes formas de integrar la PII a tu estrategia de negocio, así como algunos consejos accionables. Pero antes, arranquemos de un piso común.
¿Qué es la propiedad intelectual e industrial?
La WIPO define la propiedad intelectual como toda creación de la mente, que pueden ser inventos; obras literarias o artísticas; diseños y símbolos, así como nombres e imágenes utilizadas con fines comerciales.
La PII está protegida por la ley a través de patentes, derechos de autor, o marcas registradas, que otorgan el reconocimiento y los beneficios financieros a las personas (físicas o morales) que la crean.
Las leyes que la resguardan se plantean como objetivo balancear adecuadamente los intereses de los creadores, la iniciativa privada y el público de la siguiente manera:
Con las personas inventoras y creadoras se fomenta su deseo por seguir creando, al encontrar formas de asegurar que sus creaciones estén protegidas (ya sea que las exploten ellas mismas o decidan asociarse o ceder sus derechos a alguna compañía).
Con la iniciativa privada se intenta estimular que se interesen en destinar sus recursos e inversiones a la innovación, atrayendo talento a sus filas u ofreciendo tratos justos a inventores independientes.
Y por último, a cualquier sociedad de cualquier país le conviene incentivar la innovación, pues esto significa un incremento directo en sus índices de competitividad. De esta manera crean un ambiente más atractivo para la inversión y la retención de talento.
Ahora, como señalamos hace un momento, las leyes que protegen la PII varían según el tipo de creación. Veamos una breve tipología.
Derechos de autor (copyright)
Los derechos de autor o copyright es el término legal que describe los derechos que los creadores tienen sobre sus obras literarias y artísticas. La cobertura de esta figura incluye libros, música, pinturas, esculturas, películas, así como programas de computación, bases de datos, publicidad, mapas, y dibujos técnicos.
Patentes
Se trata de un derecho de exclusividad sobre una invención. En términos generales, brinda el derecho al propietario de la patente de decidir de qué manera otros pueden hacer uso de su invento. A cambio de que se le otorgue este derecho, el dueño de la patente debe hacer del dominio público la información técnica de la invención.
Marcas registradas
Es un identificador de los bienes y servicios que ayuda a diferenciar la oferta de una o más empresas. Básicamente, son “firmas” o “marcas” que las compañías usan para distinguirse de sus competidores.
Diseño industrial
Protege el ornamento o aspecto estético de un artículo o producto. Sus rasgos se dividen en dos categorías: una tridimensional, que incluye la forma o superficie del objeto; y otra bidimensional, como los patrones, las líneas o el color.
Denominación de origen
Se utilizan en bienes que provienen de una geografía en particular, que les brinda cualidades, reputación y características únicamente atribuibles a su lugar de origen. Es común encontrar que estos bienes se nombran por el lugar del que provienen (como la carne Kobe o el tequila).
Secretos comerciales
También conocidos como derechos de confidencialidad, se trata de información que puede ser vendida, ya sea como propiedad o bajo licencia. La adquisición, uso o divulgación de información no autorizada o contraria a una práctica comercial honesta, se estima como una violación de este derecho.
Ahora que conocemos la tipología de las clases convencionales que existen de propiedad intelectual, veamos cuáles son los parámetros que permiten a una empresa integrarla en sus planes corporativos.
Cómo integrar la PII a tu modelo de negocio
Generar valor a partir de la propiedad intelectual e industrial, al tiempo que se previene que terceros la utilicen a su favor fuera del marco legal, es algo que ninguna compañía debe pasar por alto.
Aunque se trata de un activo intangible, su valor puede llegar a superar hasta 5 veces el de los físicos. Prueba de ello es que el 84% del valor de las S&P 500 se constituye de activos intangibles, como son la reputación o la PII.
Sin embargo, también es sabido que para calcular su valor y explotarlo hay que realizar algo similar a un truco de magia; es decir, hacer que el valor de la PII, en tanto activo intangible, se manifieste en el mundo real.
No es nuestra intención discutir esta cualidad de los activos intangibles, tan sólo llamar la atención sobre el particular tipo de estrategias que deben seguirse para lograrlo. Algunos especialistas sugieren que se debe seguir uno de estos cuatro caminos:
Minimización del riesgo
Las empresas que siguen este camino consideran que su PII es un activo legal. Por esta razón, sus estrategias se enfocan en procesos de compliance, autorizaciones de producto, y resguardo de sus innovaciones.
Una actividad clave para quienes siguen este camino es la construcción de un portafolio sólido y el uso de tácticas de cross-licencing.
Reducción de costos
Con la reducción de costos se pretende mantener la efectividad de los controles y protecciones sobre la propiedad intelectual, haciendo que ese gasto se reduzca paulatinamente.
Por lo general, las compañías en busca de este objetivo realizan análisis periódicos de sus portafolios para eliminar patentes obsoletas, fortalecer los criterios de protección por cada país, alinear las propiedades con sus respectivas marcas, entre otras actividades.
Creación de valor
Las compañías que siguen esta estrategia ven en su PII un activo para su negocio, mediante el cual, por sí mismo, se puede generar valor para la empresa. Es decir, optan por resguardar su PII utilizándola.
Se trata de explotar la PII de la mejor forma posible. Usualmente su gestión se centraliza para buscar y elegir las mejores oportunidades de negocio. Por ejemplo, otorgar usos exclusivos de alguna licencia a terceros, o pactar colaboraciones.
Creación de valor estratégico
Este camino transcurre de manera muy similar al anterior, salvo por el hecho de que las empresas que lo recorren optan por utilizar su PII para generar alianzas, fortalecer su oferta de valor frente a sus competidores, o, en general, para afirmar su dominio sobre su sector.
5 consejos para proteger la PII de una empresa
Ahora que tenemos una noción más detallada de cómo integrar la propiedad intelectual e industrial al modelo de negocio de una empresa, queremos compartirte 6 consejos para protegerla.
La rama del derecho que se dedica a la propiedad intelectual es demasiado extensa como para agotarla en seis puntos. Es por esa razón que los tips que recopilamos aquí tienen como premisa que son de carácter más bien práctico.
- No registrar patentes: aunque puede parecer contraintuitivo, se debe tomar en cuenta que una patente es –en pocas palabras– la “receta” de cómo se hace un producto. Al ser públicas, cualquier empresa puede utilizarlas para hacer el mismo producto utilizando alternativas para que su resultado no viole la patente. Lo mejor es acudir a una asociación de estándares para registrar con ellos la idea, más que un solo proceso.
- Rápido y lean: especialmente en el mundo tecnológico, donde los plagios suceden a la orden del día, la mejor forma de proteger una empresa y su propiedad intelectual es mantenerte en constante y veloz movimiento para seguir innovando. La actitud ante esto es iterar tantas veces sea sensato, y a sabiendas de que puede ser costoso, es importante que cada ciclo corra con lo esencial.
- Equipos descentralizados: una buena forma no solo de proteger tu PII, sino de generar liderazgo y asignar responsabilidades, es que tus equipos de desarrollo o de diseño de producto se encuentren en diferentes latitudes. De esta manera, se cubre una mayor geografía con las patentes y no se concentra todo el “tesoro” en un mismo gabinete.
- Fuente abierta: quizá el consejo más noble que hay, pero también el de mayor valor estratégico. Abrir las patentes desde su invención asegura que las empresas –especialmente las startups– no dependan del costeo de una licencia para poder innovar. Además, es una buena práctica entre las empresas con responsabilidad social facilitar el acceso a esta clase de recursos.
- Publicarla en diversos espacios: y en todos los que sea posible. De esta manera se asegura que la persona autora –física o moral– sea ubicada como la propietaria de esa PII.
Por último
La monetización de los activos intangibles de una empresa es compleja. Pese al enorme potencial que ha demostrado tener, no cualquier negocio es capaz de crear un modelo de negocio con ellos desde el arranque.
Sin embargo, crear el suelo adecuado para que estos esfuerzos rindan frutos es importante, incluso desde las primeras etapas de crecimiento.